Algunos ya están cansados de utilizar la mascarilla y alegan circunstancias que van desde el hecho de que se les olvida, pasando por la incomodidad de la mascarilla que llevan, hasta los que aducen complicaciones respiratorias.

La mayor parte de la población, sin embargo, se ha acostumbrado a portar y utilizar la mascarilla tanto, que sienten que algo les falta cuando no la llevan puesta. ¿No os ha pasado, a raíz de la pandemia, ver una película o serie y por unas milésimas de segundo pensar ¿¡Pero a dónde va el protagonista sin mascarilla!?

Pues, la mascarilla ha llegado para quedarse. De momento, representa el medio más efectivo para frenar los contagios, por supuesto, en combinación con otras medidas.

El Gobierno Central ha firmado contratos de suministro de mascarillas hasta el año 2023 y el uso obligatorio de las mismas en lugares públicos se prolongará, por lo menos, durante un año más para todos. A partir de ese momento y, solamente si los contagios frenan y la situación mejora, el uso de mascarilla será facultativo y recomendable para la población en general, pero la imposición de uso de medidas de protección como las mascarillas, se mantendrá para ciertos sectores y actividades.

Se prevé un descenso paulatino de sectores obligados a partir del 2022, empezando por los que menos contacto interpersonal exigen. Sin embargo, para el sector sanitario, como es de entender, el uso de EPIs seguirá siendo estrictamente necesario.