Las investigaciones, los estudios y la producción de las vacunas se han realizado mucho más rápido que los de otras vacunas y este hecho deja intranquila a parte de la población. Sin embargo, no cabe preocuparse, ya que la rapidez se debe a que los científicos han podido acelerar una parte del proceso de investigación, gracias a la combinación de diferentes fases de ensayos clínicos y la realización de algunas investigaciones al mismo tiempo. Asimismo, la Agencia Europea de Medicamentos comenzó a revisar los datos de las pruebas antes de que las empresas le pidieran que autorizara sus vacunas. Y, además, algunas  de las vacunas contra el COVID-19 se han desarrollado utilizando los mismos métodos que otras vacunas. Y eso hace que sea más fácil utilizar los conocimientos e infraestructura existentes para la producción masiva de vacunas contra COVID-19.

Otras vacunas contra el COVID-19, como se detallará a continuación, se han desarrollado utilizando nuevos métodos, pero ya sean de un tipo o de otro, lo esencial es que las empresas están aumentando su capacidad para producir rápidamente millones de dosis de vacunas.

Las vacunas contra COVID-19 se han desarrollado en base a varias tecnologías:

ARNm: estas vacunas enseñan a nuestras células cómo producir una proteína (o parte de una proteína) que provoca una respuesta inmunitaria. Esta respuesta inmune nos protege de la infección si el virus real ingresa a nuestro cuerpo. La tecnología para crear una vacuna de ARNm se ha desarrollado durante varias décadas. No contienen virus vivos y no afectan al ADN humano. Los ARNm son las vacunas de BioNTech / Pfizer y Moderna, así como la de CureVac, que actualmente está siendo evaluada por la EMA.

Vector recombinanate: una vez administrada, la vacuna transporta el gen SARS-CoV-2 a nuestro cuerpo. Las células lo usan para producir un fragmento seguro del coronavirus, o el gen llamado proteína de «pico». El sistema inmunológico reconoce esta proteína como extraña y activa las defensas naturales del organismo. Tales son las vacunas de AstraZeneca y Janssen, así como la rusa Sputnik V.

La vacuna de Novavax, que actualmente está siendo evaluada por la EMA, se basa en lo que se llama tecnología de nanopartículas recombinantes, junto con el adyuvante MatrixM™, para estimular los niveles de anticuerpos neutralizantes.